Se organizó una buena.
Me refiero a que hay montada una campaña de sostenibilidad muy potente a nivel mundial.
Proponen 5 áreas de la vida en las que hacer cambios para cambiar el mundo: comida, objetos, movilidad, dinero y ocio.
Suena bien.
O no.
Me llamó la atención que personas divulgadores de la vida sostenible desde las más mediáticas a las menos, se han sumado a esta campaña.
Así que busqué qué había detrás de todo esto.
Y encontré.
Se trata de una campaña organizada (y patrocinada, por eso el despliegue masivo de medios) por la ONU en colaboración con Unschool, una organización de formación en sostenibilidad.
Sí, las Naciones Unidas.
Quizá veas positivo que una organización mundial como esta, con todo el dinero del mundo, apoye “la causa medioambiental”.
No es mi caso.
Te cuento.
La ONU es esa organización que engloba otras como la OMS y el FMI, y es estrecha colaboradora del Banco Mundial.
No sé si conoces a qué se dedican estas organizaciones, pero te resumo que entre otras cosas son las responsables de la deuda internacional de los países (a cambio de leyes de “ajuste”), del reparto desigual de los recursos y de que el poder (y el dinero) esté cada vez en menos manos.
Bueno, pues ahora montan una campaña mundial para que seamos más sostenibles.
Mientras ellos financian la miseria y la destrucción de la naturaleza.
Como escuché una vez a un analista africano, ellos por debajo echan fuego a una hoguera gigante y avivan la llama, mientras que nos enseñan a un bombero con una manguera echando agüita por encima.
No sé exactamente por qué montan esta campaña.
Pero sí tengo un dato. Y es que forma parte de la agenda 2030.
Ahí lo dejo.
Lo que sí sé es que aquí no hay coherencia.
A lo mejor tú pensarás que qué más da quién esté detrás, si es por una buena causa, para ayudar al medio ambiente.
A mí me viene a la cabeza aquella canción que decía
“Aunque todos mis bienes dejase a los pobres,
solamente sería una hueca campana
si me falta el amor.
Si me falta el amor, no me sirve de nada.
Si me falta el amor, nada soy”.
Así lo siento.
No comer animales, reducir mis residuos, usar productos de limpieza naturales, procurar una vida sin tóxicos, más sencilla y más amable con la naturaleza, … y todo lo que promuevo en Viviendo Consciente no tiene ningún valor si no es desde la consciencia.
Desde el amor.
Desde la compasión.
Todo lo demás es consecuencia.
No soy (solo) un ser de luz. Todas tenemos también nuestras necesidades físicas, emocionales y psicológicas.
Por eso vivir desde la consciencia requiere estar atenta, desaprender y volver a retomar, cuando nos despistamos, la esencia.
En esta ocasión estuve atenta.
En otras no, y he tenido que volver…
Por eso lo llamo “Viviendo Consciente”.
Porque es un continuo.
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