En esta vida casi me hago música.
Pero al final estudié Ingeniería Informática.
Y también he dedicado mucho tiempo y energía a otros grandes intereses como la nutrición, espiritualidad, música, cultura de los antiguos canarios, estilos de vida alternativos, ecología, ….
Lo que viene siendo una multiapasionada de libro 🙂
En este artículo cuento mi proceso de cómo he adaptado mi actividad laboral y vital a esta característica multiapasionada.
Si tú también tienes varios intereses en la vida, y una respuesta única a la pregunta «¿A qué te dedicas?» no te representa del todo, lo que cuento aquí te puede interesar.
Una multiapasionada que se define por su profesión
Cuando alguien te pregunta «¿A qué te dedicas?» se espera que digas tu profesión, como lo más identificativo.
Yo hasta ahora tenía mi respuesta rápida «soy informática».
Por supuesto eso no me define, y ni siquiera ha sido, en muchos momentos de mi vida, lo que más me ha movido de todas las pasiones.
Pero ahí estaba yo, definiéndome por «mi profesión».
Aquello para lo que había estudiado y a lo que me había dedicado laboralmente.
También te digo que siempre he tenido muy claro que para mí la informática no era un fin en sí mismo, sino una herramienta para construir cosas en las que creo.
Así que no te voy a contar la típica historia americana de «era una ejecutiva agresiva hasta que un día lo dejé todo para dedicarme al coaching». 😉
Con más o menos acierto, siempre he tratado de hacer consiente al servicio de qué (valores) dedicaba mi tiempo y energía, también en el ámbito laboral.
De hecho, esta fue una de las principales razones por las que hace años decidí trabajar por mi cuenta como autónoma.
Ampliando la perspectiva
Sobretodo después de mi gran crisis personal en 2013, cada vez he sido más consciente de que vale la pena alegría dedicar tiempo a lo que te mueve por dentro.
No hablo de estas modas de «vivir de tu pasión», que tiene gracia para las multiapasionadas como yo. 😀
Me refiero a, independientemente de tu actividad laboral, dedicar un tiempo a aquello que te gusta hacer.
Por el simple placer de hacerlo.
Sin esperar la recompensa de un resultado.
Esto fue en parte lo que me llevó luego a hacer el máster de nutrición y cocina vegetariana de Ana Moreno o lanzar este blog.
Me gustan las webs, y me encanta ir haciéndole webs a la gente que tiene cosas interesantes que decir.
Pero de una temporada para acá sentía cada vez con más fuerza que hacer esto a tiempo completo me dejaba sin tiempo y energía suficientes para hacer otras cosas.
Necesitaba dedicar más tiempo a otras pasiones que me mueven, como por ejemplo los temas que trato en este blog, y las tareas del propio blog en sí.
Necesitaba adaptar un poco más el área laboral a la vida que me late por dentro.
Haciendo espacio (también mental) para que entre lo nuevo
Cuando tomé consciencia de esto, empecé a buscar alternativas laborales.
Hice muchos intentos (fallidos) de buscar un trabajo como informática que fuera menos demandante, que me permitiera tener un sostén económico y a la vez tiempo para hacer lo que quiero hacer.
Pero nada cuajaba.
En algún momento se me pasó por la mente preguntar en alguna tienda ecológica si necesitaban a alguien pero…
¿A quién vas a engañar Noemí?
Eres informática.
Así que seguí en mi rueda del hamster, hasta que un día fui consciente de que nada nuevo llegaría si no le hacía espacio.
Decidí no aceptar más proyectos web nuevos.
Me abrí a la posibilidad.
Y surgió la magia.
Esa semana me llovió del cielo la oportunidad de colaborar unas horas en Alborinco, una asociación de agricultores y consumidores ecológicos de la que desde hace tiempo soy socia y colaboradora en la compra.
Sin planificarlo, me vi maravillosamente involucrada en un trabajo que implicaba, no solo potenciar y gestionar el ámbito tecnológico y de comunicación online de la asociación (poniendo mis habilidades tecnológicas al servicio de un proyecto en el que creo) sino además desarrollar nuevas facetas y, sobretodo:
- Estar rodeada de la energía de plantas vivas y ecológicas,
- En contacto directo con gente linda y personas agricultoras cuidadoras de la tierra,
- Pasar tiempo en movimiento y trabajo manual (después de toda la vida de trabajo sedentario e intelectual),
- Compartir sobre alimentación saludable, vida consciente y sostenible.
Y todo en un proyecto con el que comparto una visión más humana, sostenible y saludable del mundo desde nuestro pequeño mundo en Gran Canaria.
La prueba final
Cuando ya estaba intuyendo que la vida me invitaba a experimentar un cambio de paradigma laboral.
A no esperar un sueldo fijo de una única actividad.
Surgió algo inesperado.
Una prueba para valorar si esto era una decisión libre o fruto de la casualidad.
Me dieron una plaza de interina como profesora de informática en un centro público de Formación Profesional.
Buen trabajo, buen contrato, buen sueldo, …
No te voy a engañar.
Dudé.
La seguridad económica, el trabajo «a la altura» de lo que estudié, el rol conocido, …
Y al otro lado: la incertidumbre, la ruptura con lo que se espera de mí, …
Pero también la posibilidad de seguir explorando este nuevo camino apasionante que me presentó la vida.
Y eso es lo que al final elegí: la diversidad y la posibilidad de desarrollarme en diferentes facetas que me apasionan.
El camino sin esfuerzo
Me permití elegir el camino con menos esfuerzo y más entusiasmo.
Y digo esfuerzo en el sentido de que no es lo mismo trabajar con esfuerzo que trabajar con entusiasmo.
Y ambas opciones con sus dificultades, su dedicación en tiempo y energía, y todo lo que quieras.
Una cosa no quita la otra.
¿Qué más da que haya estudiado una ingeniería?
Eso no me define, ni tampoco determina lo que tengo que hacer con mi tiempo el resto de mis días.
Aunque siga ejerciendo (tanto a nivel personal como profesional) porque me gusta, ahora puedo dedicarme de forma más equilibrada a diferentes pasiones.
Y veo que por aquí está mi camino (al menos en este momento) más alineado con mi ser multiapasionado. 🙂
No quiero decir que lo que hago ahora sea lo que vaya a hacer siempre.
Quizá lo concreto vaya cambiando, pero esta idea de combinar varios proyectos relacionados con mis inquietudes es lo que más me atrae.
Y no todos tienen que ser necesariamente proyectos laborales.
Cuando te gusta lo que haces, la frontera entre los personal y lo laboral se difumina un poco.
Es más, me vine tan arriba con esta decisión de diversidad que me animé también a hacer algo que hasta ahora no cabía en mi «concepto laboral», y es estudiar técnico en nutrición y dietética.
En un centro de Barcelona (semipresencial), el único en España con una visión de la nutrición actualizada, independiente y naturista. Si no ¿Para qué? 😉
No sé si todo esto será «lo correcto» o si estaré tirando mi vida por la borda.
¡Hola incertidumbre!
Ni siquiera es una invitación a rechazar los «buenos trabajos».
Dios me libre.
Solo sé que, por muy desatinado que parezca, es el camino que en este momento me hace feliz.
Y hago mías estas palabras de Alejandro Jodorowsky:
«Cesa de definirte: concédete todas las posibilidades de ser, cambia de caminos cuantas veces te sea necesario»
¿Tú también has cambiado de caminos en tu vida?
¿O quizá sientes que necesitas cambiarlos ahora?
Me encantará leer tu historia en los comentarios 🙂