Muchas personas me escriben contándome su interés por llevar una alimentación y un estilo de vida más saludable y sostenible.
Buscan información, gente que les pueda inspirar, métodos, herramientas, trucos, … algo que les facilite el cambio a un estilo de vida que ven a veces complicado de llevar a su vida real: no tengo tiempo, los productos ecológicos son caros, no tengo cerca una tienda ecológica, todo viene envasado en plástico, no tengo tiempo de leer etiquetas, mi familia no tiene interés en este estilo de vida, no tengo tiempo de hacer mis productos de aseo personal,…
¿Te suena algo de esto?
Todos tenemos buenas razones
No creas que te juzgo. Yo misma me he dado estos mismos argumentos, y algunos mantengo de vez en cuando.
Son totalmente legítimos.
¿Cómo juzgarte si eres madre, trabajas mil horas fuera de casa y otras infinitas dentro?
¿O si tu trabajo está tan desconectado de tus dones que llegas agotada a casa con más ganas de que la tele (o cualquier otra distracción) piense por ti que de ponerte a probar a hacer nuevas recetas más saludables?
Por qué nos pasa lo que nos pasa
Con el corazón en la mano: te entiendo. Este sistema que tenemos no está pensado para facilitarnos la vida feliz, la que nos hace libres y que de verdad está alineada con quiénes somos.
El sistema está pensado para que «no te quede otro remedio» que hacer lo que está pensado que hagas: necesitar trabajar en lo económicamente más rentable al sistema para que puedas:
- Pagar un determinado tipo de casa (sobretodo un piso)
- En la forma que más les conviene (hipoteca),
- Comprar la comida que te mantiene lo suficientemente sano para seguir siendo productivo (véase dietas convencionales y productos alimentarios de cualquier supermercado)
- Seguir comprando las «necesidades» de confort establecidas, desde hacer un viaje en vacaciones hasta la sopa instantánea o el microondas para ahorrar tiempo en la cocina. Y en las empresas en las que este mismo sistema quiere que compres.
- Remediar los síntomas de la enfermedad (generalmente causados por todo lo anterior) con los fármacos respaldados por el mismo sistema, para que puedas seguir trabajando y vuelta a empezar.
Ojo, que ya sé que me vas a decir: ¿Pero qué hay de malo en irse de viaje o comprar la comida en un supermercado? ¿O acaso tú no trabajas para vivir?
No juzgo todo esto como necesariamente malo. Lo que trato es de hacerte ver que todo esto es el camino fácil, lo que el sistema te impone más o menos sutilmente. Y esto puede coincidir (o no) con lo que quieres para tu vida.
Qué pasa cuando quieres que tu vida sea más saludable y sostenible
Si estás leyendo esto, imagino que compartes conmigo la inquietud de vivir de forma más consciente, tener una alimentación más saludable, vivir sin dañar el medio ambiente, producir menos residuos, … una vida en general más acorde a nuestra naturaleza.
Pero como expliqué más arriba, tal y como están montadas las cosas, no lo tenemos fácil.
¿Cuál es la dinámica habitual?
Yo detecto que lo que solemos hacer es:
- Distraernos:
- En forma de televisión, redes sociales, etc.
- Ocupaciones varias (el mantenerse ocupado es una gran distracción).
- Darle vueltas al coco (la fruta que más nos comemos, como dice Karmelo Bizkarra ;-)): vivir entre la melancolía o la culpa del pasado y el deseo o ansiedad del futuro.
En definitiva, vivir centrados en la mente y en el hacer.
- Quejarnos/lamentarnos:
De nuestra situación laboral, familiar, económica, política, etc. Lo que viene siendo: poner la responsabilidad en lo que está fuera de nosotros y que, por lo tanto, no depende de nosotros que cambie.
Según mi experiencia, todos los argumentos que solemos dar para no hacer el cambio hacia un estilo de vida más saludable y sostenible derivan de estas 2 acciones: la distracción y/o poner la responsabilidad de nuestra vida en lo que está fuera de nosotros.
Todos los:
- «no tengo tiempo de hacer comidas saludables»
- «los productos ecológicos son caros»
- «al fin y al cabo todo se fabrica en China»
- «no se puede ser ecológico al 100%» (ésta es genial, la dualidad de o blanco o negro. Así ya no tienes que cambiar ningún hábito porque no se pueden cambiar todos ;-))
vienen de alguna o varias de las acciones de distracción o elusión de la responsabilidad.
¿Cuál es la clave para dar el paso hacia un estilo de vida más saludable y sostenible?
En mi opinión, la clave está en las prioridades.
Cuando decimos que no tenemos tiempo para tal o cual cosa, la realidad es que priorizamos usar nuestro tiempo en otras actividades.
Si no tienes tiempo para ir a comprar a la tienda ecológica porque está más lejos de tu casa que el Mercadona, en realidad lo que pasa es que para ti es más importante tener ese tiempo de más que comer ecológico.
Detente a pensarlo un momento y verás que esto es lo que sucede con todos los argumentos que nos damos.
Todo es cuestión de prioridades.
Y otra vez insisto. No estoy juzgando que comprar en el supermercado esté mal o que trabajar 12 horas para una multinacional no sea correcto. Mi intención es que te preguntes: ¿A lo que estoy dando prioridad en mi vida es verdaderamente lo más importante para mí?
¿Qué puedo hacer para responder a esta pregunta?
Concretando. Ideas para alinear tus prioridades con lo que es verdaderamente importante para ti
Lo que suele pasar frecuentemente es que quieras llevar una vida más saludable y sostenible, pero, a pesar de tener cierta información para poder hacer cambios, finalmente no los realizas y todo sigue igual.
Comparto contigo algunas ideas que a mí me han servido para sincronizar mejor lo que quiero para mi vida con lo que realmente hago en ella.
Son ideas que te pueden ayudar a no necesitar recurrir a las distracciones ni a la queja:
- Baja tu autoexigencia: sobretodo nos pasa a las mujeres, que la sociedad nos impone el ser superwoman. Y esto no es real. No tenemos que ser perfectas en todo. Lo que tenemos es que ser nosotras mismas en todo lo que hacemos. Esa es nuestra única «exigencia».
- Conecta con tu sentir: puede sonarte cursi, pero dale una oportunidad a esto, de verdad. Observa qué sientes con lo que haces. ¿Te sientes bien? ¿Es eso lo que quieres hacer? Esto es lo que te va a dar la respuesta de si estás haciendo lo correcto para ti. Recuerda que no hay recetas universales. Lo que yo misma hago en este blog es darte ideas, pero es tu sentir quien tiene la última palabra para ti.
- Presencia plena en todo lo que haces: unido a lo anterior, considero vital poner tu presencia en todo lo que haces. Porque de esta manera, te alineas con lo que verdaderamente eres, independientemente de que uses más o menos plástico, o que seas o no vegetariano. En última instancia… da igual lo que sea que hagas, si usas productos de limpieza naturales o si comes ecológico. Lo que realmente importa es cuánto hay de ti en aquello que haces.
¿Compras en el super por inercia o lo haces conscientemente porque quieres consumir esos productos en ese comercio? Por supuesto eres libre de hacer con tu vida lo que quieras. Lo que importa es que lo más genuino de ti sea lo esté en cada momento de tu propia vida. - Haz meditación: la práctica de la meditación es fundamental para mantenerte alineada con quien eres realmente. Reduce tu ruido mental, y es, para mí, la herramienta clave que me ha permitido, cada vez más (esto es un camino de aprendizaje) estar presente en las decisiones que tomo, incluso las cotidianas «sin importancia», y a poder tomar de forma más consciente la responsabilidad de mi vida.