A veces me pasa que las personas me ponen caras.
Lo entiendo, dices o haces algo que se sale de la norma y la primera reacción es regañarse y pensar: «qué tía más rara».
Hace poco me pasó en una comida.
Me preguntaron qué quería beber, y yo respondí que nada.
-¿Pero nada, ni siquiera agua?
-No gracias. Tomé agua antes.
Se regañó (y pensó: qué tía más rara).
Y tiene una explicación muy simple.
No lo de las caras, que también, sino lo de no tomar agua en las comidas.
Te cuento.
Cuando comes, el estómago y otros órganos segrega jugos digestivos para digerir la comida.
Si junto con la comida bebes agua, esos jugos se diluyen, así que su acción se va a ver disminuida, con lo que vas a dificultar la digestión.
Si además la bebida es fría, la musculatura del tubo digestivo se contrae y se dificulta el movimiento del alimento por el tracto digestivo.
Si necesitas beber mientras comes, hazlo en pequeños sorbos, y piensa si quizá necesitas líquido porque lo que estás comiendo carece de él…
Ten en cuenta que si tu alimentación se basa en vegetales frescos, ya vienen con la mejor hidratación posible incorporada: agua biológica.
Beber agua, o mejor dicho, estar hidratada es fun-da-men-tal para la vida, pero no tienes que beber en el mismo momento que comes.
Mejor hazlo media hora antes o 2 horas después de la comida.
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