El silencio.
Ese gran desconocido en nuestra sociedad. Incluso no muy bien visto, incómodo.
Descubre en el vídeo qué es verdaderamente el silencio y cómo puede ayudarte a expandir la consciencia.
Para hablar del silencio, hoy quiero basarme en el pensamiento que expone Enrique Simó.
Su discurso me resuena profundamente, y he querido sintetizar aquí lo que entiendo que es el silencio, gracias a sus palabras y a mi experiencia vivenciando este estado.
Si quieres profundizar en estos tema, te invito a escuchar mi podcast Jugo del Mocán.
Qué es el silencio
Aunque hablemos del silencio, es difícil de entender hasta que no lo vas experimentando.
Ten en cuenta que, desde pequeños, estamos entrenados para experimentar ruido y sonidos, no silencio.
¿Qué ocurre en el silencio?
Hasta ahora, ¿Cuál ha sido tu experiencia del silencio?
El silencio:
- No es triste: cuando sucede una desgracia se hace un minuto de silencio. Cuando en nuestra vida cotidiana se hace un silencio decimos ¿Pasa algo? ¿Quién se murió?
- No es ausencia de ruido. Así es como se nos ha enseñado. Lo conectamos con lo externo.
Pero esto no es el verdadero silencio.
El silencio no es ausencia de ruido.
Si te fijas, cuando vamos al campo, o a cualquier lugar de la naturaleza alejado de casas o carreteras, decimos «Qué paz hay aquí. Qué silencio».
Pero en verdad no hay silencio (entendido como ausencia de ruido). Hay sonidos: hay pájaros, viento, hojas que se mueven, el mar o un río, ….
Pero la sensación que tienes es de silencio.
Es decir, esta palabra silencio y la experiencia de silencio está más asociada a armonía que a ausencia de sonido.
Cuando hay armonía, la sensación que tienes es de silencio.
El silencio interior
En tu interior pasa lo mismo.
Si eres capaz de que no haya ruidos y consigues que haya armonía interior, en esa armonía se va cultivando el silencio.
El silencio tampoco es la mente en blanco, vacío. Hay un silencio armonioso, una sensación interior muy agradable.
Características del silencio
El silencio es armonía y el ruido es agitación.
Agitación emocional, mental y de las palabras.
Cuando piensas o hablas mucho, rápido, le das demasiadas vueltas a las cosas, te agitas emocionalmente, etc., eso produce cansancio, estrés, te desgasta.
No tiene por qué ser pensamientos negativos, pero si son negativos el desgaste es aún mayor.
Socialmente no se nos educa en el silencio. Si te fijas, a los niños les damos mucho ruido (que se distraigan enchufándolos a la televisión o cualquier aparato).
Distraerse está bien, pero pocas veces les damos la oportunidad de experimentar el silencio, porque nosotros no sabemos tampoco cómo hacerlo.
La distracción es más ruido. Necesitas mucho ruido fuera para tapar el ruido que hay dentro.
Así vivimos, y esto es lo que nos parece normal.
En mi experiencia personal, cuando viví un proceso duro de duelo, en las primeras semanas sólo me sentía a gusto en casa o en la naturaleza.
Muchas personas no entendían por qué no quería salir “para distraerme”.
Pensaban que quedarme en casa era perjudicial porque no pararía de “comerme el coco”, darle vueltas a la cabeza.
No entendían que yo necesitaba ver todo aquel sunami emocional y mental. Pero no para hacerlo más grande, sino para observarlo, ver todo lo que había ahí y poder ir, desde la posición del observador, transformándome.
El sonido del silencio y el vacío del ruido
El ruido genera vacío, no llena nada.
En cambio, el silencio genera un sonido que te llena.
El silencio no es vacío: podría ser un olor, luz, sonido…
En cambio ruido, en palabras de Enrique Simó, es vacío, como una lata hueca.
El ruido molesta. El silencio es agradable.
El silencio es un estado de presencia
Cuando escuchas y hablas desde un espacio interior de silencio y presencia, las palabras son muy distintas, las conversaciones son distintas y las relaciones son distintas.
El ruido interno es el que provoca el choque externo.
En el silencio interior desaparece el ruido exterior
Cuando hay silencio interior, el sonido externo no te influye.
Si eres capaz de entrar en ese espacio interior donde hay armonía, quietud, silencio, dejas que los ruidos estén fuera.
Porque realmente los ruidos están fuera, sólo que tú los tomas y los metes dentro, y entonces te inquietas.
La idea está en concentrarte dentro, creando el silencio y aceptando el ruido externo. Así el ruido desaparece.
En el ruido interior, desaparece el silencio exterior
Si en tu interior hay ruido, aunque fuera haya silencio, éste desaparece. Tu ruido convierte a todo en ruido.
Cuando tienes ruido interior, puedes estar en el sitio más placentero que buscarás distracción, porque si no te aburres, no te aguantas, te pones nervioso. Vas a querer «hacer algo», hablar con alguien, …
Cómo cultivar el silencio en tu vida cotidiana
Practica la meditación
Como vimos en la práctica de mindfulness o atención plena, cada vez se habla más sobre la meditación, pero mucha gente lo entiende como un pastilla que te tomas para quitarte el estrés, la ansiedad o las preocupaciones.
La meditación no funciona así. Es una práctica que, aunque tiene efectos inmediatos, es el autoconocimiento y la transformación interior que van operando los que te ayudarán en esas situaciones de agitación interna.
Si quieres empezar a meditar, pero te encuentras acelerado internamente, al pararte y observar verás toda esa agitación y ansiedad y esto te puede hacer sentir mal y tu tendencia será a huir de ese silencio.
El primer caso será entonces caminar regularmente, hacer ejercicio, para ir tomando contacto con tu cuerpo.
El silencio requiere entrenamiento.
Cuando hables con alguien, escucha desde tu presencia
Escucha a la otra persona sin el filtro de lo que piensas de ella, o de lo que le vas a responder a continuación. Sólo escucha atentamente, desde tu presencia..
Y habla a continuación desde esa posición interior de presencia, o del observador.
Esto es más fácil con una persona con la que tenemos menos implicación emocional. Con nuestros padres, pareja, hermanos, etc. es más complicado al principio, aunque con la práctica verás que también lo consigues.
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