Hace unos años hice una formación con algunas de las personas top en España sobre el tema, y pasó algo que me llamó la atención.
Resulta que para usar un tomate en cocina, lo que hacíamos (porque se supone que así hacen los grandes chefs) era quitarle la piel y vaciarlo. Es decir, que solo nos quedábamos con una fina capa de pulpa.
El resto, a la basura.
Lo mismo pasaba con los cortes.
Si el emplatado requería cubitos de calabaza, los trocitos que terminaban en punta o no alcanzaban el tamaño correcto, se desechaban.
También recuerdo que una compañera preguntó cómo es que los paños de cocina estaban tan nuevos, ¿Cuál era el truco de lavado?
La respuesta fue simple: tirarlos con frecuencia y comprar otros nuevos.
Pues eso.
La sociedad actual fomenta cada vez más la especialización.
Y veo su utilidad.
Pero por otro lado siento que especializarse en una sola cosa no es propio del ser humano.
Quizá ni siquiera beneficioso, porque no te permite conectar otros aspectos de la realidad necesarios para tener una visión más completa y real, y entonces acabas tirando casi 3 tomates para comer 1.
Muchas veces la gente se sorprende porque me ven polifacética, pero siento que todas las personas somos diversas y variadas, y que nos enriquece aprender y dedicar tiempo (el que cada uno pueda :-)) a aquello que nos interesa, nos nutre y nos da vida.
Sé que esto no es fácil de encajar en el sistema, que fomenta el trabajo especialista a tiempo completo: una persona que solo sabe hacer una cosa es más fácilmente manipulable y dependiente.
Pero siempre se puede ser creativa 🙂
Tampoco es fácil dejar de identificarte con tu profesión de toda la vida o para lo que estudiaste.
Hablé de este proceso hace un tiempo en un artículo sobre el ser multiapasionada.
En las últimas semanas, he dado un paso más en mi desidentificación con una sola cosa, en el ámbito laboral.
Antes o era informática o hacía talleres de vida consciente.
Ahora soy una informática dedicada a la docencia y facilitación de un estilo de vida consciente, saludable y sostenible.
Tengo un eje central: la consciencia.
Y una predilección especial: la alimentación viva.
Pero todo está conectado.
¿Tú también te sientes diversa?
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