La semana pasada se emitió un reportaje en la Televisión Canaria sobre emergencia climática.
Me invitaron a participar para dar el testimonio de cómo se puede vivir el día a día sin generar residuos plásticos.
Fue una grabación de varias horas, con una entrevista en el local de la asociación donde compro la comida y más (Alborinco) y luego en casa, pero como suele pasar en estos casos, lo que al final se emite es un cacho muy cortito 🙄.
La idea inicial era que mostrara cómo hago en mi día a día para vivir sin plástico, pero la entrevista se centró más en otros aspectos y no tanto en alternativas concretas.
Lo que sí traté de transmitir (aunque no se emitió todo) es lo que yo entiendo por vivir sin plástico y las claves que para mí son importantes en este camino de generar menos basura:
No es necesario vivir 100% sin plástico para hacer tu parte
Yo no vivo 100% sin plástico.
Para eso todas las personas en la casa tendrían que tener el mismo nivel de compromiso, y renunciar siempre y en todas las circunstancias a determinados productos (aunque su consumo sea esporádico o dure mucho, como algunas especias o suplementos) que solo se pueden conseguir en envase de plástico, o en vidrio con tapa de plástico, o similar.
Intento hacerlo cada vez mejor. Pero mejor no comparado con lo que hacen los demás o la creencia de perfección «no-plástica» que pueda tener.
Mejor con respecto a mí misma.
Mis circunstancias, mis posibilidades, mi consciencia.
Cualquier gesto (sobretodo cambio de hábito frecuente) que puedas hacer en favor de reducir tu basura ya es un paso adelante.
No menosprecies las pequeñas acciones, pero sigue atenta también a observar cómo puedes seguir avanzando.
Vivir sin plástico no es una meta, es una consecuencia
Noto en las redes y algunos grupos que este tema de vivir sin plástico se adopta como una meta a la que llegar, una carrera en la que nos vemos como competidores con los que compararnos.
Es una especie de fundamentalismo del no-plástico en el que se llega al absurdo de tirar a la basura todo lo que tengamos de plástico para comprar todo nuevo de otros materiales.
Y lo que es peor, juzgar y jugarse por no ser tan no-plástico como nuestra creencia nos exige.
¿Tiene esto sentido?
Desde mi perspectiva, no.
Este fundamentalismo se suele dar cuando el camino de vivir sin plástico se hace sin consciencia, desde la mente, como una idea absoluta que alcanzar y a la que someternos.
Vivir sin plástico, tal y como yo lo vivo, es una consecuencia de tomar consciencia del valor del planeta, de respetarlo, y cuidarlo.
A partir de ahí observas la cantidad de basura que generas y comienzas el camino para minimizar tu impacto de basura en el mundo.
El plástico es un material que en su mayoría tarda siglos en descomponerse, por lo que reducir la basura plástica es uno de los mayores avances que podemos realizar para cuidar mejor del planeta.
Pero vivir sin plástico no es un fin en sí mismo, un absoluto.
Es una medida más (quizá una de las más urgentes en este momento histórico) en el camino de una vida más consciente, saludable y sostenible.
El problema no es el plástico (que también), es la cultura del usar y tirar
Insisto en que el problema no es tanto el plástico en sí como material (que ojo, ya sabemos que su producción fomenta la industria petrolera y las consecuencias sociales, medioambientales y de salud que genera el plástico en todo su ciclo de vida).
Donde radica verdaderamente el problema es en la cultura del usar y tirar.
Y esto es válido para el plástico, papel, agua, etc.
Tenemos que recuperar el dar su justo valor a las cosas.
No podemos seguir produciendo un material (como el envase plástico) para un uso tan efímero como es envolver un producto y al llegar a casa tirar el envoltorio a la basura.
Hay que tener en cuenta que se necesitan muchos recursos (agua, energía, materias primas, transporte) en la producción del envoltorio plástico (también papel, aunque este se biodegrada más fácil y ecológicamente).
Por lo que ¿qué sentido tiene emplear tantos recursos para un uso tan efímero?
Demos el valor que le corresponde.
Para mí tiene más sentido producir una vez un material saludable y de calidad (tela, vidrio, etc.) y reutilizarlo hasta el infinito.
Y esto incluye también reusar los envases que ya tenemos en casa (como bolsas de plástico y papel) cuantas veces nos permita su vida útil.
Es desde aquí donde parto para llevar una vida «sin plástico».
El reportaje creo que tiene un enfoque genuino de querer transmitir la urgente necesidad de reducir el consumo y basura de plástico en Canarias, por el bien de la vida en las islas y todos los seres que las habitamos.
Por supuesto extrapolable a cualquier zona del mundo.
Me hubiese gustado haber tenido la oportunidad de transmitir más estrategias e ideas concretas, además de la que se ve en el reportaje de cómo hago la compra.
Pero hay otra intervención donde una chica da algunas alternativas, con lo que se complementa un poco más.
Gracias a la Televisión Canaria por invitarme a participar.
Y por divulgar este mensaje de concienciación en una televisión pública. 🙏
Aquí te dejo el reportaje y me cuentas qué te parece.