¿Sientes que tienes demasiadas cosas y que eso te genera a veces agobio o estrés?
A pesar de que nos han vendido que tener más nos hará sentir mejor, muchas personas se han dado cuenta de que al contrario, genera más caos (interno y externo) y te resta tiempo y energía.
Hasta hace unos años pensaba que el minimalismo era una disciplina de la arquitectura y la decoración, y en parte sí (ahora está de moda y si echas un ojo a instagram parece que ser minimalista consiste en decorar tu casa con estilo nórdico… en fin).
Pero resulta que no se aplica sólo a la decoración, es también una filosofía de vida.
Así que en este artículo quiero explicarte cómo entiendo el minimalismo y qué 8 beneficios (tanto para ti como para el planeta y la sociedad) encuentro en la práctica de esta filosofía de vida.
Qué es el minimalismo
Según la RAE, el minimalismo es la «tendencia estética e intelectual que busca la expresión de lo esencial eliminando lo superfluo».
Lo de la estética es lo que te comentaba que está de moda, y en lo que mucha gente se centra. Pero no es éste el enfoque del minimalismo como estilo de vida (o al menos a veces es tan sólo una simple consecuencia).
Básicamente, el minimalismo consiste en priorizar lo esencial y desprenderse de lo superfluo.
Interesante ¿No?
Y esto no es exactamente lo mismo que tener lo menos posible. Ya que ¿cuál es ese límite llamado «posible»? ¿Y posible para quién? ¿Quién decide qué es lo esencial?
Y mucho menos competir o compararse a ver quién vive con menos…
Para cada persona, lo esencial será algo diferente. Incluso para la misma persona, según su etapa vital, puede variar aquello que considera esencial.
Por ejemplo, para un estudiante de dibujo puede ser esencial tener láminas y lápices de distintos grosores, mientras que para una mamá puede ser esencial un portabebés.
Así que no se trata de que «la autoridad suprema del minimalismo» establezca la lista de cosas esenciales y que quien se salga de ahí deja de ser minimalista.
Se trata de tomar consciencia de qué es esencial para nosotros en este momento, y liberarnos de lo demás.
Y esto no sólo en referencia a cosas materiales, sino también a repensar la agenda, las aplicaciones de móvil o hasta el comecoco de nuestros prensamientos.
Cómo entiendo el minimalismo en mi vida
De forma natural siempre he tenido tendencia al minimalismo, aunque no sabía que había un nombre para esto.
Por ejemplo, desde adolescente me sentía más cómoda teniendo mi escritorio ordenado y despejado. Sólo con lo necesario para la tarea que estaba haciendo.
Y lo mismo con la ropa o a la hora de poner la mesa: tener sólo lo necesario y bien ordenado ha sido para mí siempre algo natural y que inconscientemente me hacía sentir más en paz.
No sólo despejaba el espacio físico, sino que además me ayudaba a tener despejada la mente, eliminando el caos.
Hace unos años encontré el ya desaparecido blog Valedeoro. Y fue entonces cuando descubrí que mi forma de hacer las cosas tenía un nombre: minimalismo.
Para mí es llevar a la vida el «menos es más», vivir con menos para vivir mejor.
Esto está muy vinculado también a aplicar las 5R de la sostenibilidad (todo está conectado, ya sabes).
Es tener justo lo que necesitas, priorizando la calidad a la cantidad, y cuidarlo para alagar su tiempo de vida útil.
Como todo, esto es un ciclo, en unas etapas estoy más austera y ordenada, y en otras más caótica. Pero lo importante es tomar consciencia y volver al centro.
Tampoco creas que me siento aquí la gurú del minimalismo ni nada parecido. Ni siquiera he hecho los típicos retos que recomiendan todas las blogueras minimalistas (aunque son útiles para guiarte y adquirir hábitos). Pero es que, en cierta medida, siento que esto del minimalismo es el nombre moderno que se le da ahora al «vivir de forma sencilla» de toda la vida.
Para mí es simplemente seguir el sentido común, discerniendo lo que es importante y necesitas realmente, y prescindir de lo que no lo es.
Pero claro, como todo, cuando no lo has hecho nunca, quizá no sabes por dónde empezar a reducir, a poner orden, a volver a lo esencial.
Así que puede ser interesante contar en este blog algunas herramientas para guiarte también en este proceso.
Porque merece la pena alegría simplificar tu vida. Te explico algunos de sus beneficios:
8 beneficios del minimalismo
Los beneficios del estilo de vida minimalista son variados, y no sólo de tipo material. Algunos beneficios que yo he descubierto son:
- Ayuda a tener la casa más limpia: con menos cosas y ordenadas, es más fácil limpiar y mantener limpia la casa.
- Ayuda a la concentración: cuando estamos haciendo una tarea, si el espacio está despejado y sólo tenemos lo necesario para realizar esa tarea, tendremos menos distracciones y será más fácil mantenernos concentrados.
- Ahorras dinero: no es su finalidad, pero sí una consecuencia del minimalismo, ya que compras menos, y con menos frecuencia (cuando compras objetos de calidad y lo cuidas te dura más, no te dejas llevar por promociones ni otros gastos extra si no es lo que necesitas, decides no acumular, …)
- Cuidas el planeta: al consumir menos, gastas menos recursos. Y si además lo que consumes respeta al medio ambiente (productos de limpieza naturales, cosmética ecológica o hecha por ti, etc.), pues más a su favor.
- Tienes más energía: todas esas pequeñas decisiones de cada día (qué ropa me pongo, encontrar un bolígrafo -que escriba- en la maraña de bolis que hay en un cajón, dónde tengo guardado el cargador del móvil, etc.) te van gastando la energía que con el minimalismo puedes utilizar para tareas más importantes en tu vida.
- Menos estrés: los espacios despejados y ordenados dan más calma y menos ruido a la mente. Además, si practicas mindfulness, puedes beneficiarte (entre otras cosas) de la paz interior que produce mantener la mente libre del run run habitual de pensamientos.
- Más tiempo y libertad: cuantas más cosas tienes, más tiempo y energía gastas en ocuparte de ellas. También evitas perder el tiempo buscando algo en un cajón lleno de trastos o un ropero lleno de ropa, o el tiempo de ir de compras.
- Recupera las relaciones sociales de interdependencia: la sociedad moderna nos ha convencido de que cada familia/casa debe tener su propio taladro, lavadora, coche, wifi, etc. aunque lo uses una vez a la semana, o al año, o el alcance de tu wifi pueda dar cobertura al vecino de al lado. Lo importante en esta sociedad es ser independiente, no necesitar a nadie. ¿No sería más lógico relacionarnos con otras familias con las que intercambiemos este tipo de recursos? Por ejemplo, en otros países hay edificios que cuentan con cuartos de lavar comunitarios y se reparten tiempos para cada familia.
¿Te inspira esto del minimalismo y probar a vivir con menos? ¿Por dónde empezarías a simplificar tu vida?