Bajar de peso o mantenerse es uno de los motivos por los que mucha gente quiere llevar una alimentación saludable. Pero no es el único:
- Prevenir una enfermedad,
- Tener más energía,
- Resolver o mejorar un problema de salud,
- Sentirte saludable,
- Etc.
La pregunta es ¿cómo se hace para llevar una alimentación saludable sin renuncias, dietas ni etiquetas?
Aquí tienes el vídeo (con muchas risas) en el que hablamos de esta transición hacia la alimentación saludable:
Si quieres comer saludable, acepta primero tu adicción a lo no saludable
Nunca pude hacer dieta.
Recuerdo que con 15-16 años quise sustituir mi merienda habitual de bocata y galletas por una manzana.
Algún día lo llegué a lograr, pero lo normal era que detrás de la manzana fueran igualmente las galletas.
Las galletas tenían para mí un componente emocional inconsciente que, en ese momento, no podía compensar con una simple manzana.
Pensaba que con disciplina y negando (rechazando) mi adicción a las galletas podía cambiar mi hábito.
Y no, el cambio no ocurrió desde ahí.
Mi punto de partida para el cambio era el rechazo, y ahí estaba la clave fundamental de mi fracaso.
Al rechazar algo, paradójicamente pones energía en aquello que rechazas.
Así que para hacer un cambio efectivo, una estrategia mejor es:
- Reconoce tu adicción. Acepta lo que hay, sea lo que sea, la situación actual de la que partes.
- Centra tu energía en elegir aquello que sí quieres para ti.
La alimentación saludable no sabe de etiquetas
Cada vez más se habla sobre la importancia de reducir alimentos como la carne y los lácteos como parte de una alimentación saludable.
Esto lleva a muchas personas a hacerse preguntas como:
- ¿Tengo que hacerme vegetariana?
- ¿Y qué es eso de vegana?
- También he oído sobre la dieta paleo, la del grupo sanguíneo, … ¿no deberíamos seguir la dieta mediterránea de toda la vida?
- Y luego están esos que sólo comen crudo… ¿eso no es muy radical? 🙂
Lo primero que tengo que decirte es que no «tienes que» nada.
Si no estás a gusto con la alimentación que haces actualmente, por el motivo que sea, entonces ponte en acción para que puedas alimentarte como quieres.
Pero no te autoimpongas una etiqueta.
Yo soy vegetariana desde 2004, porque no como ningún animal.
Pero es algo que elijo cada día, no una etiqueta que me impongo y por la que tengo que cumplir unas normas. Es una opción que elijo.
Me suele pasar que la gente me pregunta, por ejemplo: ¿Tú puedes comer atún? Y aunque sé lo que quieren decir, me gusta contestar que yo puedo comer cualquier cosa que pueda masticar y tragar, pero que prefiero no comer animales como por ejemplo, el atún 🙂
Cómo transitar hacia comidas saludables
Actúa desde el amor, y no desde el miedo
Cuando quise comer manzanas en vez de galletas no elegía comer manzanas, por mucho que siempre me haya gustado la fruta.
Lo que hacía era renunciar a comer galletas, por «miedo» a seguir con mi barriguita.
Y esto tiene el fracaso asegurado. Además de ser infeliz en el camino.
Dicen que en la vida actuamos siempre desde el amor o desde el miedo.
Según mi experiencia, lo que mejor funciona es la actitud de actuar desde el amor y elegir lo que sí quieres para tu cuerpo, para tu vida.
Esta perspectiva lo cambia todo.
Sigue con tus hábitos, pero con ingredientes más saludables
Cuando empecé mi primer curso de nutrición, que me abrió tanto los ojos (y la mente), inicié un proceso de cambio progresivo hacia una alimentación más saludable.
Lo que me resultó más fácil, y hasta divertido, fue continuar con mis hábitos de alimentación cotidianos, pero con algunos cambios en cada comida.
Por ejemplo, algunas ideas:
El pan, harinas, granos, etc. consúmelos en su versión integral.
Los alimentos integrales son aquellos que se encuentran tal cual los da la naturaleza.
No es una «comida especial», como a veces me dicen.
Es justo al revés: el pan, harinas blancas, arroz blanco, etc. son alimentos cuyo grano original ha sido tratado (refinado) para eliminar la fibra y el salvado, y que así tenga ese aspecto blanco. Éste sí es un tratamiento especial, y además totalmente innecesario.
La fibra de los cereales y granos es necesaria para asimilar correctamente sus nutrientes.
Además reduce su índice glucémico, por lo que engordan menos y es por lo que se les asocia a «dietas para bajar de peso».
Aquí te dejo una receta para hacer pan integral de espelta. 😉
Come ecológico
Lo ideal sería que todo lo que das a tu cuerpo como alimento sea sin pesticidas, ni modificación genética, ni hormonas, ni otro tipo de tóxicos.
Igual que con los alimentos integrales, la comida ecológica no es «comida especial». Es fruta y verdura en su estado original, sin químicos tóxicos añadidos.
Un buen comienzo es que la fruta y verdura fresca sea ecológica. Sobretodo verduras de hoja y otras como las fresas, manzanas, apio, melocotones, nectarinas, papas o pimientos, que han sido clasificados por la Autoridad de Seguridad Alimentaria Europea como las frutas y verduras con más pesticidas de la agricultura convencional.
Sustituye el azúcar por endulzantes saludables.
El azúcar común (azúcar blanca refinada) es fruto de un proceso industrial en el que se sustraen sales minerales y oligoelementos de la planta original.
Para su asimilación, necesita tomar del organismo vitaminas del grupo B, calcio y otras sustancias vitales, por lo que cuando comemos azúcar «nos roba» nutrientes.
Como sustituto puedes usar desde panela (azúcar de caña sin refinar ni cristalizar) hasta dátiles y otras frutas desecadas, estevia, sirope de ágave, melazas de cereales, etc.
Cambia la leche animal por vegetal
Cuando tomes leche con cereales, o a la hora de hacer un postre o batido, prueba a sustituir la leche animal por alguna de las variantes vegetales, como leche de almendras, arroz o avena.
El sabor es diferente, pero es como cuando cambias de marca de leche animal. Al principio notarás la diferencia, pero enseguida te acostumbras.
Puedes ir probando distintas marcas hasta que encuentres la que más te gusta.
Come alimentos vivos
Los alimentos vivos (raw food en inglés) son aquellos alimentos que tienen energía vital.
Los alimentos más vitales son frutas y verduras sin cocinar (para conservar todas las vitaminas y enzimas, más sensibles al calor), fermentados, germinados y alimentos deshidratados.
Una forma fácil de incorporarlos a tu vida es comer siempre un poco de ensalada en cada comida.
Otra idea es añadir o sustituir tus desayunos/meriendas por un batido verde, combinando una fruta (mejor ácida) con verduras, preferiblemente de hoja verde.
La vitalidad, enzimas y vitaminas de estos alimentos vivos ayudarán a compensar el resto de alimentos de tu dieta que pueden no ser tan saludables.
Si quieres un cambio en tu vida hacia una alimentación saludable, prueba estas pequeñas herramientas para hacerte la vida más fácil en el proceso.
Introduciendo estos pequeños cambios, poco a poco se convertirán en tus hábitos cotidianos y tu forma natural de alimentarte.
Tendrás una alimentación más saludable sin esfuerzo.
¿Te animas a empezar tu transición?
Cuéntamelo en los comentarios.