En nuestra cultura social, la vida cotidiana está llena de actividades, responsabilidades, quehaceres, … y a la hora de consumir en muchas ocasiones tiramos de lo que tenemos más a mano, o de lo que simplemente hemos hechos siempre.
Interactúas constantemente en tu vida con bienes y servicios que adquieres o gestionas de alguna forma. Desde la comida, ropa o productos de limpieza, hasta las actividades de ocio, medios de información que consultas o bancos en los que tienes tu dinero.
El consumo podemos hacerlo de forma consciente o inconsciente.
¿Qué consecuencias tiene nuestro consumo?
Nuestros hábitos de consumo tienen consecuencias para nosotros mismos (a nivel mental, físico, emocional y espiritual), para el planeta y las personas involucradas en todo el ciclo de vida de ese producto o servicio que consumimos.
Es por eso que tu consumo vale más que tu voto.
Cuando compras un producto o servicio, estás apoyando a esa empresa y su forma de producir, distribuir, vender, cómo trata a sus empleados, qué gestión realiza de sus residuos, etc.
Una empresa no sobrevive si no tiene clientes que compran.
Incluso las grandes multinacionales apoyadas a todos los niveles por los poderes. Si nadie les siguiera el juego, se acababa la partida.
Por ejemplo, la mayoría de las empresas multinacionales, para obtener mayores beneficios económicos, han llevado sus fábricas a países donde se permite verter basura tóxica al mar, pagar sueldos de menos de 1 dólar al día o incluso que trabajen niños.
Si estas empresas existen, es porque hay personas que con su compra, apoyan la existencia de dicha empresa.
Sería ideal que cuando vas a comprar un servicio o producto, vieras toda la realidad que hay detrás de la vida de eso que quieres adquirir: cómo se ha obtenido la materia prima, cómo trabajan las personas que lo producen, distribuyen y venden, cómo es el transporte, qué materiales de desecho se generan y cómo se gestionan, qué efectos tiene su uso para nuestra salud o la del planeta, etc.
Pero la realidad es que en la publicidad o en la tienda sólo te muestran el resultado, y parece todo tan bonito, tan limpio, tan inmediato, tan barato o con tanto glamour, que nos cuesta vincularlo a un mar contaminado, al comercio de armas o a unos animales sufrientes en un laboratorio.
Y lamentablemente, la mayoría de lo que se vende tiene algo de esto detrás. Se ha normalizado.
Qué es el consumo responsable
El consumo responsable propone la adquisición de bienes y servicios de forma que atienda nuestras necesidades reales y tenga en cuenta el impacto social y ambiental de ese producto o servicio durante todo su ciclo de vida, desde su producción hasta su desecho.
Dice la RAE, que responsable es el que está obligado a responder de algo o por alguien. Y en otra acepción, que pone cuidado y atención a lo que hace o decide.
¿Puedes responder de aquellos productos o servicios que adquieres?
¿Pones cuidado y atención a lo que consumes?
Pueden ser 2 buenas preguntas para empezar a cuestionarse.
Lo importante no es hacerlo perfecto, sino que el consumo responsable sea un factor de peso en tus decisiones de compra.
Pueden serte de ayuda estas 3 claves para un cambio de hábitos realista.
12 pasos para hacer un consumo responsable
Cada sector tiene sus peculiaridades, pero a nivel general, a la hora de realizar cualquier tipo de consumo, éstas son algunas pautas que quizá te puedan servir:
Infórmate
Para saber qué producto, servicio o empresa es la más adecuada según tus necesidades y valores, mantente informado de las distintas opciones que hay a tu alcance.
Hay muchas más de las que parece a simple vista. Puedes hacerlo leyendo este blog (oh yeah! 🙂 ) y también en otras webs como opcions o biotropía.Antes de comprar, reflexiona
Cuando quieras comprar algo, párate un momento y date cuenta por qué lo quieres. Puede ser que lo necesites, que con ello estés cubriendo alguna necesidad emocional o que simplemente te apetece.
No digo que tengas que juzgar tus motivos.
Sólo que seas consciente de ellos.
Porque al tomar consciencia, tienes más verdad sobre ti, y puedes realizar una elección más alineada con quien eres.Uso responsable de los recursos
Ajusta tu consumo a tus necesidades reales, y utiliza estrategias o herramientas que te permitan optimizarlo.
Por ejemplo, ir en transporte público o compartir el coche, y cuidar los objetos para alargar su tiempo de vida útil.
Prioriza los utensilios reutilizables antes que los de «usar y tirar». Por ejemplo, usa servilletas de tela o la copa menstrual.Si ya existe, no mandes a fabricar otro
Antes de acudir a una tienda, piensa si ese producto o servicio ya existe y le puedes ahorrar al planeta los impactos de su fabricación.
Aquí entraría todo el mercado de segunda mano, pero también los préstamos y regalos entre familiares y amigos, el trueque, los grupos de consumo, …
En cuanto a servicios, existen otros sistemas como bancos del tiempo, o plataformas colaborativas de todo tipo (transporte, alquiler de vivienda, intercambio de bienes, etc.). Éstas últimas están más desarrolladas sobretodo en ciudades.Materias primas naturales
Si tiene que ser un producto nuevo, piensa en aquellos que estén producidos con materiales naturales, que cuenten con algún sello de seguridad ambiental, o que sepas que su fabricación hace el menor daño posible a tu salud, la del planeta con todos sus seres, y las personas involucradas en su producción.
Cuando un producto está fabricado con materiales naturales o ecológicos es además más sano en su uso, y menos tóxico para el planeta en su desecho.Evita o reduce los envases
El envase es la mayoría de las veces totalmente prescindible, y por lo general de plástico.
Como vimos con las botellas de plástico, este material es contaminante en su fabricación y en su desecho, por lo que puedes reducir tu huella ecológica evitando los envases.
Por ejemplo, puedes comprar productos de mayor tamaño o a granel, o llevar tus propias bolsas de tela.Revisa la etiqueta “made in”
Cuanto más cerca haya sido fabricado, menos energía y contaminación en su transporte será necesario para llegar hasta ti.
No en todos los casos, pero el origen de fabricación también nos puede dar una pista de las condiciones laborales y ambientales.
No es fácil encontrar fabricación local según qué sectores, pero siempre será mejor poco que nada.
Acércate a los artesanos locales. Te puede sorprender.Otros aspectos del producto
Por ejemplo, en el sector de los juguetes, priorizar aquellos que estimulen la imaginación de los niños, que no sean sexistas, o que potencien la actividad física.
En el sector tecnológico, aquellos aparatos que funcionen con energía solar, dinamo, o que sean de software libre.Alarga el ciclo de vida
Compra productos de mayor calidad, y úsalos adecuadamente, reparándolos cuando sea posible antes que comprar uno nuevo, etc.
Si ya no lo necesitas, pero puede seguir siendo útil a otra persona, véndelo, dónalo o intercambia con otros.Prioriza el comercio local
Aquellos que están cerca de donde vives y cuyo propietario es de tu ciudad o país.
Con esto apoyas la economía local, reduces la huella ecológica por transporte y puedes comprobar con más garantías las condiciones laborales de sus trabajadores.Prioriza las empresas que comparten tus valores
Apoya con tu consumo a aquellas empresas cuyos valores compartes.
Pon tu dinero en la economía en la que todos ganamos.
Además de empresas tradicionales, existen otras iniciativas que ofrecen productos y servicios, como ong, cooperativas, asociaciones, empresas de economía social y solidaria, …
Una idea: pásate a la banca ética.Apoya el descanso de los trabajadores
Evita comprar en domingos o días festivos. Si nadie comprara esos días, las empresas no harían trabajar a sus empleados en los días de descanso.
Conclusión
En muchas ocasiones, o para algunos sectores, es complicado encontrar el producto o servicio perfecto: ecológico, sin envases o biodegradables, fabricado con energías limpias, en tu ciudad, por una empresa que trata dignamente a sus empleados, que tiene su dinero en banca ética, …
Pero sí podemos ir encontrando opciones que se ajustan más a lo que queremos para el mundo.
Que no sea la publicidad, la cultura o la opinión mayoritaria en tu círculo o sociedad lo que decida por ti.
Opciones de consumo hay muchas y muy variadas. La idea es que puedes elegir, libre y conscientemente cuál es la mejor para ti en cada momento.
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